Autocontrol y gestión de las emociones como base de la mejora en las relaciones laborales, sociales y familiares.
Por autocontrol se entiende la capacidad, ante cualquier situación o pensamiento, de mantener las emociones y las respuestas fisiológicas que en algunas ocasiones se producen en situaciones sociales (sudar, ansiedad, etc.) dentro de unos límites adaptativos. Es una habilidad que favorece a todas las personas en sus relaciones sociales, laborales y familiares.
Asimismo supone que, en caso de que la alteración emocional se incremente, se disponga de herramientas y habilidades que permitan reducirla y eliminarla eficazmente, y de esta forma generar el máximo grado posible de tranquilidad y calma interior.
Eso no significa bloquear nuestros pensamientos y sentimientos o aguantar tensiones internas y emociones desagradables (como la ansiedad). Por control emocional se entiende la capacidad, innata o adquirida, de conseguir un control voluntario sobre las emociones y saber gestionarlas en nuestro día a día.
Por ejemplo: un lunes en una empresa de logística:
Pedro revisa sus mails con nuevas demandas de transporte a nivel internacional. Trabaja hace 20 años en una empresa de logística con una flota de camiones limitadas. Hace años está prácticamente solo para organizar las rutas de transporte y de contactar con los conductores, proveedores y clientes. Pedro fija los precios según el trayecto y el tipo de carga, desarrolla esquemas de las diferentes rutas y ajusta los horarios de los conductores. A las 10 h todo está en marcha, pero sabe que será el inicio de una semana complicada, llena de contratiempos donde tiene que ser muy hábil en resolver situaciones y tener una gran dosis de flexibilidad psicológica y resiliencia. A las 10h30 Pedro ha atendido varias llamadas, entre otras; una anulación de ruta, una petición de adelantar una entrega en Francia y un transportista que se ha quedado en la frontera con una avería. Pero Pedro tiene mucha experiencia, es ágil en habilidades sociales y está capacitado para aportar soluciones, además es un gran experto en autocontrolar y gestionar sus emociones y nervios.
Mantendrá la calma, pase lo que pase.
Es solo un ejemplo del inicio de la semana de una persona cualquiera, pero se pueden citar mucho más ejemplos, porque todos pasamos por momentos de estrés y ansiedad en nuestros diferentes entornos laborales o sociales.
Ahora sí, no todo el mundo tiene la misma habilidad para enfrentarse a situaciones cambiantes, estresantes, compañeros tóxicos, clientes, familiares exigentes, contratiempos, incertidumbres, recibir un frustrante “NO” como respuesta, etc. Y después de una larga jornada laboral muchas personas terminan sintiéndose agotadas psicológicamente o tienen la sensación de sentirse agitadas o llenas de ira.
A todas aquellas personas que tienen a veces sensación de ansiedad, cansancio psicológico, ira, agitación, presión laboral, etc. proporcionarles un entrenamiento de autocontrol y gestión de emociones puede ayudarles para que el malestar, la desesperación o la agresividad interna no aumente.
Importancia de gestionar las emociones en el trabajo
Estas habilidades están enfocados a 3 niveles:
Unos ejemplos típicos de tales errores de pensamiento son:
Filtrajes: Dirigir nuestra atención en los detalles negativos de una situación, prescindiendo del conjunto restante.
Polarizaciones: blanco o negro, bueno o malo, sin admitir matices intermedios.
Sobregeneralizaciones: es la extracción de una conclusión general de un simple incidente.
Catastrofismos: esperar lo peor.
Personalización: considerar ser el centro del universo y creer que lo que la gente hace o dice es una reacción hacia nosotros.
Juicios de valor: análisis de una situación basado en creencias personales
Autocontrol fisiológico
El otro componente de la regulación emocional es el control corporal, ya que la intensidad de los sentimientos está estrechamente relacionada con la activación fisiológica.
La relajación muscular y el control de la respiración, entre otros, permiten regular los síntomas producidos por la alteración y la intensidad de las emociones.
Una persona se puede entrenar para controlar de forma consciente y voluntaria las respuestas fisiológicas del cuerpo e inducir un estado de relajación o controlar su respiración en cualquier momento, lugar y situación. Conseguir este dominio requiere de un entrenamiento adecuado y constante. La intensidad de la respuesta de relajación conseguida dependerá, únicamente, del nivel de destreza adquirido.
Es solo un ejemplo del inicio de la semana de una persona cualquiera, pero se pueden citar mucho más ejemplos, porque todos pasamos por momentos de estrés y ansiedad en nuestros diferentes entornos laborales o sociales.
Ahora sí, no todo el mundo tiene la misma habilidad para enfrentarse a situaciones cambiantes, estresantes, compañeros tóxicos, clientes, familiares exigentes, contratiempos, incertidumbres, recibir un frustrante “NO” como respuesta, etc. Y después de una larga jornada laboral muchas personas terminan sintiéndose agotadas psicológicamente o tienen la sensación de sentirse agitadas o llenas de ira.
A todas aquellas personas que tienen a veces sensación de ansiedad, cansancio psicológico, ira, agitación, presión laboral, etc. proporcionarles un entrenamiento de autocontrol y gestión de emociones puede ayudarles para que el malestar, la desesperación o la agresividad interna no aumente.
Importancia de gestionar las emociones en el trabajo
Las tensiones del día a día, las exigencias en el trabajo, los problemas económicos y la constante y creciente competencia, son aspectos que pueden llegar a alterar el estado emocional de los empleados. Podemos concluir que, cuando los ambientes no son favorables y se respira tensión entre los trabajadores, se genera una situación que repercute negativamente en el ámbito laboral, el desarrollo profesional y al final se ven directamente afectados los resultados y la productividad de la empresa.
Cada uno desarrolla, a lo largo de su vida, métodos de afrontamiento para manejar los momentos difíciles, pero por desgracia, no son siempre los más adecuados. (tabaco, alcohol, comida, etc.)
Sabiendo eso, es favorable para una empresa que sus trabajadores tengan herramientas psicológicas y que adquieran habilidades para controlar sus emociones.
La capacidad de autocontrol es fundamental para promover y mantener buenas relaciones, es una de las competencias que más se valoran en los entornos sociales y en las empresas.
Las formas erróneas de comunicar y actuar nos alteran, mientras las personas emocionalmente equilibradas favorecen, con una comunicación sana y adaptativa, el buen funcionamiento de un equipo de trabajo.
Podemos decir que, un empleado capaz de manejar de manera adecuada sus emociones, se muestra asertivo y comunicativo, favorece el buen clima laboral, mientras, un trabajador que se deja llevar por sus emociones en situaciones tensas puede generar más conflictos en el equipo, con los clientes, desarrollar adicciones no deseadas, etc.
Cómo aprender a gestionar las emociones en el trabajo
Un mal día lo puede tener cualquiera, pero no debe influir más de lo común en el estado de ánimo. Los conocimientos y herramientas para mantener la calma ante diferentes situaciones estresantes, ayudan a actuar positivamente en condiciones de estrés.
Por medio de la práctica constante y la asimilación de técnicas de autocontrol emocional se pueden conseguir importantes beneficios físicos, sociales y psicológicos.
Las siguientes habilidades generales pueden ayudar a mantener el autocontrol emocional (p. ej. el control de la ira):
Cada uno desarrolla, a lo largo de su vida, métodos de afrontamiento para manejar los momentos difíciles, pero por desgracia, no son siempre los más adecuados. (tabaco, alcohol, comida, etc.)
Sabiendo eso, es favorable para una empresa que sus trabajadores tengan herramientas psicológicas y que adquieran habilidades para controlar sus emociones.
La capacidad de autocontrol es fundamental para promover y mantener buenas relaciones, es una de las competencias que más se valoran en los entornos sociales y en las empresas.
Las formas erróneas de comunicar y actuar nos alteran, mientras las personas emocionalmente equilibradas favorecen, con una comunicación sana y adaptativa, el buen funcionamiento de un equipo de trabajo.
Podemos decir que, un empleado capaz de manejar de manera adecuada sus emociones, se muestra asertivo y comunicativo, favorece el buen clima laboral, mientras, un trabajador que se deja llevar por sus emociones en situaciones tensas puede generar más conflictos en el equipo, con los clientes, desarrollar adicciones no deseadas, etc.
Cómo aprender a gestionar las emociones en el trabajo
Un mal día lo puede tener cualquiera, pero no debe influir más de lo común en el estado de ánimo. Los conocimientos y herramientas para mantener la calma ante diferentes situaciones estresantes, ayudan a actuar positivamente en condiciones de estrés.
Por medio de la práctica constante y la asimilación de técnicas de autocontrol emocional se pueden conseguir importantes beneficios físicos, sociales y psicológicos.
Las siguientes habilidades generales pueden ayudar a mantener el autocontrol emocional (p. ej. el control de la ira):
- Fomentar la comunicación de los pensamientos y sentimientos
- aprender a decir «no» (asertividad)
- Evitar complacer a todo el mundo mantener una actitud positiva que conduzca a
- un mayor control sobre uno mismo y su estado de ánimo
- Técnicas de respiración
- Mindfulness
Estas habilidades están enfocados a 3 niveles:
- Autocontrol cognitivo
- Autocontrol fisiológico
- Autocontrol conductual
Autocontrol cognitivo
Hay que saber detectar y controlar los pensamientos que se generan como reacción a las distintas situaciones a las que nos enfrentamos. Esta es una de las habilidades más valiosas para mantener el autocontrol emocional.
Estos pensamientos pueden estar adaptados y ser coherentes con la realidad del entorno, con lo que las emociones o sentimientos suscitados serán también adecuados. O por el contrario, pueden ser erróneos, distorsionados o con procesos equivocados, lo que traerá como resultado sentimientos disfuncionales y alteración emocional.
Si comenzamos a pensar negativamente sobre nosotros mismos o sobre una situación concreta, comenzamos a producir cambios químicos a nivel cerebral, y empezaremos a sentirnos mal, tristes, temerosos, inseguros, etc.
De esto podemos concluir que no son los acontecimientos los que provocan que uno se sienta de una manera determinada, sino la interpretación que se hace de la situación.
Ante una situación, siempre se desencadena un procesamiento, es decir, un componente cognitivo (pensamiento) que le da un valor o un significado a esa situación, que afecta directamente a como nos sentimos. Por esta razón nuestros pensamientos se convierten en la fuente principal de nuestra alteración.
La respuesta de estrés surge en una persona al percibir una situación de forma desadaptativa y sin poder utilizar los recursos que posee para afrontarla, resolverla y superarla adecuadamente. Así nuestras reacciones afectivas están determinadas por la manera de ver, entender, interpretar y evaluar los acontecimientos.
Por ejemplo, si no logro terminar el trabajo que tenía previsto para hoy y pienso «debería terminarlo, sí o sí» «si no lo término soy un inútil», puede que me sienta triste (sentimiento) y, aunque había quedado con un amigo, decida irme a casa (conducta) y de esta forma seguir con un sentimiento negativo que me puede acompañar hasta el día siguiente.
En cambio, si pienso «si no lo término hoy, no pasa nada, mañana lo acabo», puede que me sienta relajado y salga con el amigo a pasármelo bien y al día siguiente me encontraré con suficiente energía para terminar el trabajo retrasado.
Estos pensamientos pueden estar adaptados y ser coherentes con la realidad del entorno, con lo que las emociones o sentimientos suscitados serán también adecuados. O por el contrario, pueden ser erróneos, distorsionados o con procesos equivocados, lo que traerá como resultado sentimientos disfuncionales y alteración emocional.
Si comenzamos a pensar negativamente sobre nosotros mismos o sobre una situación concreta, comenzamos a producir cambios químicos a nivel cerebral, y empezaremos a sentirnos mal, tristes, temerosos, inseguros, etc.
De esto podemos concluir que no son los acontecimientos los que provocan que uno se sienta de una manera determinada, sino la interpretación que se hace de la situación.
Ante una situación, siempre se desencadena un procesamiento, es decir, un componente cognitivo (pensamiento) que le da un valor o un significado a esa situación, que afecta directamente a como nos sentimos. Por esta razón nuestros pensamientos se convierten en la fuente principal de nuestra alteración.
La respuesta de estrés surge en una persona al percibir una situación de forma desadaptativa y sin poder utilizar los recursos que posee para afrontarla, resolverla y superarla adecuadamente. Así nuestras reacciones afectivas están determinadas por la manera de ver, entender, interpretar y evaluar los acontecimientos.
Por ejemplo, si no logro terminar el trabajo que tenía previsto para hoy y pienso «debería terminarlo, sí o sí» «si no lo término soy un inútil», puede que me sienta triste (sentimiento) y, aunque había quedado con un amigo, decida irme a casa (conducta) y de esta forma seguir con un sentimiento negativo que me puede acompañar hasta el día siguiente.
En cambio, si pienso «si no lo término hoy, no pasa nada, mañana lo acabo», puede que me sienta relajado y salga con el amigo a pasármelo bien y al día siguiente me encontraré con suficiente energía para terminar el trabajo retrasado.
Unos ejemplos típicos de tales errores de pensamiento son:
Filtrajes: Dirigir nuestra atención en los detalles negativos de una situación, prescindiendo del conjunto restante.
Polarizaciones: blanco o negro, bueno o malo, sin admitir matices intermedios.
Sobregeneralizaciones: es la extracción de una conclusión general de un simple incidente.
Catastrofismos: esperar lo peor.
Personalización: considerar ser el centro del universo y creer que lo que la gente hace o dice es una reacción hacia nosotros.
Juicios de valor: análisis de una situación basado en creencias personales
Autocontrol fisiológico
El otro componente de la regulación emocional es el control corporal, ya que la intensidad de los sentimientos está estrechamente relacionada con la activación fisiológica.
La relajación muscular y el control de la respiración, entre otros, permiten regular los síntomas producidos por la alteración y la intensidad de las emociones.
Una persona se puede entrenar para controlar de forma consciente y voluntaria las respuestas fisiológicas del cuerpo e inducir un estado de relajación o controlar su respiración en cualquier momento, lugar y situación. Conseguir este dominio requiere de un entrenamiento adecuado y constante. La intensidad de la respuesta de relajación conseguida dependerá, únicamente, del nivel de destreza adquirido.
Autocontrol conductual
Las habilidades de autocontrol conductual están orientadas a modificar la práctica de una costumbre que se desea reducir o eliminar.
Hay varios pasos a seguir para entrenar en obtener autocontrol real de la conducta y modificar las consecuencias de hábitos no deseados.
Para modificar una conducta es fundamental observar y describir la situación y comprender la conducta, el pensamiento y las emociones en dicha situación. Al tener esta habilidad se puede aprender en autocontrolar de forma tanto interna como externa esta conducta no deseada y dejar paso a otra conducta sana.
Para concluir,
Las Técnicas de Autocontrol Emocional son las herramientas que nos permiten reducir y eliminar eficazmente las tensiones internas, la alteración o las emociones desagradables.
La capacidad de gestionar las emociones rara vez aparece de forma espontánea, ya que se necesita un entrenamiento previo para alcanzar un mejor autocontrol emocional.
Mi experiencia personal y profesional me ha demostrado que, si somos capaces de entender y dominar el mindfulness, la meditación, técnicas de respiración así como las diferentes técnicas de autocontrol emocional y estamos entrenados para aplicarlas en el día a día, nuestra calidad de vida, nuestra satisfacción personal, nuestro bienestar personal, social y laboral y nuestra salud física y psicológica se incrementará notablemente.
La capacidad de gestionar las emociones rara vez aparece de forma espontánea, ya que se necesita un entrenamiento previo para alcanzar un mejor autocontrol emocional.
Mi experiencia personal y profesional me ha demostrado que, si somos capaces de entender y dominar el mindfulness, la meditación, técnicas de respiración así como las diferentes técnicas de autocontrol emocional y estamos entrenados para aplicarlas en el día a día, nuestra calidad de vida, nuestra satisfacción personal, nuestro bienestar personal, social y laboral y nuestra salud física y psicológica se incrementará notablemente.
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Fuente: https://www.manuelescudero.com/autocontrol-y-gestion-de-las-emociones-en-el-trabajo/
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