Estrés laboral, que es, sus causas, síntomas y como gestionarlo.
¿Por qué gestionar el estrés en el trabajo?
El estrés ha sido identificado como uno de los riesgos más importantes en el panorama laboral actual, y reducir el estrés laboral como uno de los principales retos, para mejorar la seguridad y la salud de los trabajadores, a que se enfrentan las organizaciones.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) se refiere al estrés laboral como:
“Una enfermedad peligrosa para las economías industrializadas y en desarrollo; perjudicando a la producción al afectar la salud física y mental de los trabajadores”.
Los costos humanos derivados del estrés son significativos, por ejemplo; aproximadamente el 15 % de las enfermedades cardiovasculares de los hombres y del 20 % de las mujeres se deben al estrés relacionado con el trabajo. Otras enfermedades asociadas al estrés; son los trastornos músculo-esqueléticos, gastrointestinales y problemas de salud mental.
¿Tener estrés es siempre malo?
El estrés positivo o eustrés que incrementa el rendimiento y la motivación.
El estrés negativo o distrés que disminuye el rendimiento, el bienestar y es el origen de síntomas desagradables y enfermedades.
Un nivel de estrés mínimo puede resultar positivo (Eustrés), estimulando el organismo para alcanzar los objetivos y superar un momento puntual de presión. Una demanda externa superior a la normal desencadena una respuesta del organismo que permite dar salida a esa situación eventual.
El problema empieza cuando este nivel de estrés se convierte en negativo, distrés, pues supera el control del individuo y se alarga en el tiempo, provocando síntomas que conducen a la incomodidad o a la enfermedad.
Causas del estrés laboral
Las causas del estrés en el trabajo son múltiples. La población de riesgo más elevado se encuentra entre los 35 y los 45 años de edad. En este momento de la vida se combina una exigencia personal, en donde muchos tienen a su cargo hijos, tienen cónyuges o parejas, con la entrada a un nivel del mercado laboral que es altamente competitivo. Es decir, se suma la carga personal que cada uno lleva en ese momento de la vida con el nivel de competencia laboral.
Y en el entorno laboral siempre hay un elemento, un agente o un estímulo que genera estrés y desequilibrio en la persona.
Dentro del ámbito laboral hay elementos que son considerados agentes estresores, como por ejemplo:
Sobrecarga de trabajo, volumen, magnitud o dificultad.
Infra carga de trabajo, volumen por debajo de lo necesario para mantener un mínimo de actividad.
Poca autonomía en el ritmo o en los tiempos de trabajo.
Ambigüedad en la función, desinformación del puesto y desempeño de funciones.
Falta de seguridad, incertidumbre sobre la continuidad o no del trabajo.
Exigencias de adaptación, cambios repentinos en la organización.
Un supervisor exigente o control excesivo.
Compañeros de trabajo, desagradables o tóxicos.
Cuando el trabajo es repetitivo y no tiene nada de complejidad. Tareas uniformes y poco estimulantes.
Poca participación en la toma de decisiones.
Estancamiento de la carrera profesional.
-Cuando la persona percibe que no es competente para desarrollar la tarea que se le ha asignado.
-Si las exigencias de las tareas son excesivas o así lo percibe el trabajador.
-Cuando los responsables esperan que el trabajador haga más de lo que es posible en un plazo determinado de tiempo.
También producen estrés factores externos al trabajo, como la situación macroeconómica, factores ambientales o sociales como la agresividad o el tráfico, los problemas de pareja o familiares, situaciones de divorcio, procesos de duelo, enfermedades de familiares, deudas o hipotecas, procesos judiciales, etc.
Además de los factores externos, no podemos quitar importancia al perfil individual del trabajador, que puede ser la diferencia entre un individuo con estrés y uno que sabe afrontar estas situaciones de forma sana.
La combinación de estos factores externos y la personalidad individual es lo que hace que se desencadene o no una respuesta de estrés.
José María Peiró, en su obra Desencadenantes del estrés laboral, señala los siguientes elementos estresores en la empresa:
Se refiere a aspectos externos vinculados al ambiente físico, como pueden ser el ruido, la vibración, la iluminación, la temperatura, la humedad, etcétera.
La actividad laboral por sí misma puede generar estrés laboral: un turno de trabajo excesivo, la sobrecarga de tareas, la exposición a riesgos laborales elevados, etc.
La adecuación entre capacidades del trabajador y requerimientos de un puesto, el estilo de comunicación entre líder y equipo, el grado de autonomía sobre el trabajo o la complejidad de las funciones son también factores a tener en cuenta.
El desempeño de roles.
La mayor responsabilidad de un cargo intermedio o directivo, la ambigüedad en cuanto al reparto de funciones o los conflictos entre compañeros, también propician la aparición de situaciones de estrés laboral.
Se trata de las relaciones entre subordinados y superiores, entre pares, con clientes y proveedores…
Aquellos empleados que no se sienten seguros en sus puestos, están estancados en una misma posición o perciben como injustas las promociones aprobadas por la dirección, pueden sufrir un aumento de sus niveles de estrés.
Por un lado, los no nativos digitales deben hacer frente al desafío que supone manejar las cambiantes nuevas tecnologías; por otro, la alta conectividad que proporcionan también exige una constante atención que puede llegar a saturar a los trabajadores.
Un sistema muy centralizado, un proceso demasiado burocratizado, un liderazgo autoritario o ausente puede originar también estrés en el trabajo.
No podemos olvidar otras causas de la vida personal del individuo que, aunque sean ajenos al ámbito laboral, van a afectar también a la esfera del trabajo.
Hoy, las empresas demandan nuevas habilidades para hacer frente a nuevos retos y aprender a manejar el estrés laboral. El Centro Manuel Escudero ayuda a las empresas, por medio de formación e intervenciones individuales o departamentales, a gestionar y eliminar los focos que originen estrés dentro de su estructura. Nuestro centro organiza en las empresas entrenamientos en técnicas de autocontrol emocional, gestión del estrés, gestión de la ansiedad generalizada, mindfulness y relajación. Estos entrenamientos están personalizados según la necesidad de cada entorno laboral. Asimismo tratamos individualmente los problemas derivados del estrés, que se originen en los empleados, como ansiedad, fobias, depresión, somatizaciones, conductas tóxicas, etc.
A medio plazo, el estrés en el trabajo puede producir diversas patologías leves. Si el estrés persiste durante meses o años produce enfermedades de mayor importancia y gravedad.
Síntomas psicológicos:
Irritabilidad
Impaciencia
Trastorno explosivo intermitente
Falta de control emocional
Ciclotimia
Inestabilidad emocional
Bloqueo emocional o intelectual
Deterioro cognitivo
Dificultad para concentrarse
Dificultad para tomar decisiones
Dificultad para conciliar el sueño (insomnio)
Trastornos sexuales
Trastornos afectivos
Autoexigencia
Autocrítica
Lapsus de memoria
Obsesiones
Excesivas preocupaciones
Miedos irracionales como el miedo al fracaso o a la crítica de los demás.
Síntomas conductuales:
- Tartamudez u otras dificultades del habla
- Reacciones impulsivas
- Risa nerviosa
- Trato brusco a los demás
- Rechinar los dientes o apretar la mandíbula
- Aumento del consumo del tabaco, alcohol u otras drogas
- Aumento o disminución del apetito
- También parece haber un aumento significativo de desórdenes alimenticios como la obesidad, la anorexia o la bulimia.
- Otra de las consecuencias del estrés laboral, para el trabajador, es el progresivo deterioro de sus relaciones personales, tanto familiares como de amistades o pareja.
Síntomas físicos:
Entre los síntomas y consecuencias físicas del estrés laboral en el trabajador, encontramos las siguientes patologías:
-Alteraciones músculo-esqueléticas, como contracturas musculares, incremento del riesgo de lesiones músculo-tendinosas, dolores crónicos, empeoramiento de determinadas patologías como la artritis, mayor tendencia a sufrir calambres, tics nerviosos, dolores de cabeza o cefaleas, cuya intensidad hace que en ocasiones el empleado se vea incapacitado temporalmente para realizar cualquier actividad.
-Alteraciones del sistema inmune, disminución de la resistencia del organismo frente a agentes patógenos y por tanto mayor propensión a enfermedades infecciosas.
¿Cómo gestionar el estrés en entornos laborales?
Gestionar el estrés laboral Algunas recomendaciones concretas para las empresas, que ayudan en combatir el estrés negativo en el trabajo:
Realizar estudios de cargas de trabajo, que permitan identificar si las tareas asignadas son acordes a las posibilidades del colaborador. También es preciso revisar la organización de esas labores.
Generar una cultura de colaboración mutua entre trabajadores.
-Mantener una comunicación abierta con los colaboradores en los diferentes departamentos, entre las personas de diferentes puestos o niveles, promoviendo el diálogo, el intercambio de inquietudes, preocupaciones o propuestas. Esto enriquecerá el desarrollo de los equipos de trabajo y se convertirá en un medio para canalizar el estrés.
-Estimular la buena salud, promover el modelamiento de patrones saludables de comportamiento, interacción, alimentación, ejercicio, entre otros, que permitan un proceso de interiorización y apropiación de principios de bienestar, que evite o contribuya a la disminución del estrés negativo.
-Gestionar la empresa como si fuera un organismo vivo en el que «todo-está-interconectado» y en el que nada es independiente. Prestar atención al perfil psicológico de los empleados y gestionarlos de manera científica y eficiente.
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Fuente: https://www.manuelescudero.com/estres-laboral-que-es-causas-sintomas-y-como-gestionarlo/
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