No es novedad enterarnos por los medios de comunicación el incremento en los casos de acoso escolar y violencia en todo el mundo. Desafortunadamente, muchos niños son víctimas de otros niños que son autores de las agresiones. Eso se debe a la falta de empatía; ya que al no comprender qué siente o qué piensa una persona, las víctimas se vuelven más vulnerables y se convierten en objetivos fáciles para juzgar, burlarse o agredir sin motivo alguno.
Es una realidad que no podemos ocultar; la violencia es más común de lo que imaginamos. Muchos niños son lastimados física y emocionalmente por otros niños que no tienen la más mínima compasión, ya que al parecer los hace sentirse empoderados al hacer daño a cualquiera que se pase por su camino.
Debemos hacer algo para cambiar el mundo o por lo menos el entorno en el que vivimos; ya que es el lugar en el cual habitan nuestros hijos, nietos y seres queridos. Esto se podrá lograr cuando enseñemos a los niños la importancia de la empatía. Como padres no queremos que nuestros hijos sean víctimas.
Una enseñanza para toda la vida
La empatía se entiende como la capacidad que tenemos para ponernos en el lugar de otra persona. Es decir, cuando entendemos la situación en la que se encuentran, los sentimientos y las emociones para así poder ayudarlos.
Es importante enseñar a los niños a ser empáticos, ya que será una herramienta que utilizarán en su vida adulta. Al conocer la empatía estaremos asegurando que nuestros hijos se convertirán en personas más sensibles para con los demás al entender los sentimientos ajenos, también sabrán escuchar, valorar y verán los problemas de la vida con otra perspectiva. Además, serán personas respetuosas, tolerantes y bondadosas.
Por tal razón debemos tomar en cuenta las siguientes recomendaciones:
1 Conocerse a sí mismo
Da la oportunidad a los niños a ser empáticos con ellos mismos, es decir, de entender el significado de sus sentimientos y emociones en diversas situaciones. Muchas veces cuando las cosas no salen como se espera, es común autocriticarse, juzgarse y culparse; cuando aprendemos a aceptar los errores como simples lecciones y oportunidades para ser mejores personas, entonces se practica la empatía.
Cuando dejas que los niños se expresen con total libertad, serán capaces de decir lo que sienten y piensan, así que los ayudarás a mejorar su lenguaje y fortalecerás sus relaciones sociales puesto que ellos serán capaces de comunicarse asertivamente.
2 ¿Qué harías tú?
Imaginar varios contextos y situaciones diversas de los problemas cotidianos, será un buen ejercicio para que los niños comprendan lo que es ser empáticos. Algunas veces los problemas de los demás nos son tan importantes para uno mismo, puesto que no nos afectan directamente. Sin embargo, cuando enseñas a los niños a cuestionarse constantemente sobre qué harían en cualquier situación, o por qué cree que se siente esa persona así, entonces podrán comprender mejor a las personas que los rodean.
3 Un buen ejemplo
Los niños cuando son muy pequeños suelen aprender fácilmente al imitar las acciones de sus padres. Debes aprovechar la oportunidad de enseñarles la empatía con tus propias acciones. Lo puedes lograr con los problemas cotidianos que enfrenta cualquier familia, desde la convivencia con los hermanos, las responsabilidades que cada miembro debe cumplir y el rol que deben ejercer. La idea es ayudar a los demás, comprenderlos y escucharlos, para así lograr una buena convivencia.
4 Todos somos iguales
Hacer que los niños aprendan a no juzgar a los demás es todo un reto, sin embargo, cuando son pequeños es importante esforzarse para que ellos comprendan la importancia de no tener prejuicios sobre los demás. Con ello me refiero a enseñarles que todos somos distintos y que por ello las personas actuamos y solucionamos los problemas de la vida diferente. Cuando no hay prejuicios y no se juzga a la gente por su apariencia física o intelectual o por las cosas materiales que tienen o no, entonces los niños podrán ser empáticos.
5 Recompensa
A todos nos gusta que nuestras acciones sean valoradas y recompensadas, aunque no debemos actuar esperando algo. Sin embargo, cuando se trata de niños es muy sano y fácil recompensarlos cuando ellos son empáticos con los demás. Es una manera de enséñales que la empatía tienen buenas recompensas, que tal vez no sean materiales siempre, ya que también una manera de recompensa es sentir satisfacción al hacer cosas que ayuden a los demás para que sean felices.
Se puede practicar la empatía con la generosidad, la humildad y la bondad. Enseña a los niños a ayudar sin medida y a todo aquel que lo necesita, después su ayuda será recompensada, tal vez con un abrazo sincero, un agradecimiento de corazón y un amigo más al cual podrán acudir cuando lo necesiten.
La empatía no solo es un concepto que se enseñe y practique en la infancia, ya que este aprendizaje se llevará siempre a lo largo de nuestra vida adulta. Recuerda, cuando nos ponemos en los zapatos de los demás podemos entender mejor cómo son, qué piensan o sienten las personas que amamos; de esa manera podrás valorar tu propia vida y te sentirás muy afortunado.
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Fuente: Familias.com
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